En lo que la prensa y los colectivos feministas llamaron un "fallo histórico", la Justicia provincial de Argentina ha condenado a 50 años de prisión a Walter Sales Rubio, un profesor de educación física y entrenador de triatlón, por abusar de 15 menores en la ciudad de San José del Rincón, ubicada a 14 kilómetros al nordeste de la capital. Además, tres mujeres, incluida su esposa, recibieron penas de entre 14 y 32 años de cárcel.

Las condenas: Walter Sales Rubio. Fue condenado a 50 años de prisión por abusos sexuales agravados y promoción de la corrupción de menores: Sheila Arteriza, pareja de Sales Rubio, condenada a 32 años de cárcel; Solange Arteriza:, hermana de Sheila, condenada a 16 años de prisión de ejecución efectiva, aunque continuará en libertad hasta que la sentencia quede firme y Alicia Reina, Madre de Sheila y Solange, condenada a 14 años de prisión de ejecución efectiva.

Los abusos ocurrieron en la vivienda de las acusadas, utilizada como lugar de entrenamiento, y en otros lugares cercanos al río Colastiné y durante competencias de triatlón. La investigación comenzó tras la denuncia de una mujer de 22 años, quien reveló que había sido abusada por Sales Rubio y su pareja entre los 11 y 15 años. Este testimonio desencadenó más denuncias de otros casos similares.

Los abusos fueron calificados como sexuales con acceso carnal gravemente ultrajante y abuso sexual simple. La mayoría de los casos se agravaron por haber sido cometidos por personas encargadas de la educación de las víctimas, por la intervención de dos personas y por involucrar a menores de edad.

Los condenados también fueron considerados coautores del delito de promoción de la corrupción de menores. Las víctimas señalaron la dificultad de denunciar a Sales Rubio debido a su posición pública como entrenador y empleado municipal, lo que le daba cierta inmunidad social. Los primeros casos se conocieron en julio de 2021, con denuncias que incluyeron abuso sexual simple y con acceso carnal.

Juan José Patiño, abogado querellante, expresó que, aunque el daño causado a tantos jóvenes nunca se reparará completamente, la sentencia es una especie de aliciente y respuesta de la Justicia que puede ayudar a las víctimas. En redes circuló el momento de la salida de los condenados donde se percibe la indignación de familiares y ciudadanos del común contra los condenados.