La incursión de Alejandra Marisa Rodríguez en el mundo del modelaje fue tan sorprendente como inesperada. Proveniente de un trasfondo legal, esta mujer, a la edad de 60 años, ascendió a la cima del mundo de la belleza, siendo coronada como Miss Universo Buenos Aires en un evento que rompió esquemas y redefinió los estándares de edad en la industria.

En una época en la que los certámenes de belleza a menudo imponen restricciones de edad, Rodríguez desafió todas las expectativas al obtener las mejores puntuaciones del jurado y alzarse con el título máximo, representando a la provincia de Buenos Aires. "Nunca pensé que podría dedicarme al modelaje. Llegué a este certamen porque me lo propuso una amiga y no puedo creer el impacto que provocó. Estoy asombrada y desbordada", confesó Rodríguez, aún sorprendida por el giro inesperado que tomó su vida.

Su secreto para mantenerse radiante a los 60 años es simple pero poderoso: una alimentación saludable, rica en frutas y verduras, combinada con ejercicio regular. Sin embargo, reconoce humildemente que también hay un componente genético en juego, heredado de una madre que siempre fue considerada una mujer excepcionalmente bella.

La trayectoria de Rodríguez es tan fascinante como su nueva faceta como modelo. Nacida en La Plata en 1963, su vida profesional la llevó primero al campo del periodismo y luego al derecho, donde se especializó en asuntos familiares. Durante tres décadas, ha ejercido como consultora legal en un centro médico, encontrando satisfacción en su labor y en las rutinas diarias que tanto aprecia.

Ahora, con la corona de Miss Universo Buenos Aires sobre su cabeza, Rodríguez se enfrenta a nuevas oportunidades y desafíos. Su participación en el certamen nacional de Miss Universo Argentina es el siguiente paso en este emocionante viaje, donde espera seguir sorprendiendo al mundo con su gracia, elegancia y vitalidad.

A pesar de la súbita fama que ha traído consigo su victoria, Rodríguez sigue siendo la misma mujer sencilla y cercana a sus raíces. No tiene intención de renunciar a las pequeñas alegrías de la vida cotidiana, pero está dispuesta a explorar todas las oportunidades que se presenten en este nuevo capítulo de su vida.

La historia de Alejandra Marisa Rodríguez es un recordatorio inspirador de que nunca es demasiado tarde para perseguir nuestros sueños y reinventarnos a nosotros mismos. En un mundo obsesionado con la juventud y la perfección superficial, ella demuestra que la verdadera belleza y el verdadero éxito trascienden las limitaciones del tiempo y la edad.